jueves, 11 de enero de 2007

XX- LE JUGEMENT


…y los prendieron a ambos, y los arcabuceros los llevaron ante el Magistrado quien, porque cenaba con el Oidor, los mandó encepar más sólo de manos, por humanidad, que el magistrado era harto generoso y devoto con los reos que asían. Y acabó la cena y como tocaron los músicos se hizo noche cerrada al Magistrado, y al otro día era fiesta de guardar, que la Santa Fe castiga al que no descansa como el Creador en el séptimo día. Y fue recién al otro que dieron cuenta de ellos, y mandó el Magistrado al Secretario para que confesasen sus impiedades ante la primera vuelta de potro, bajo protesto de que si así no lo hacían prestos fuese por ellos cualquier sufrimiento que se les provocase, y por su culpa si se les lacerasen las carnes, o separase un miembro de las coyunturas o se les fuese un ojo de las cuencas. Esto protestaron y dieron media vuelta al muelle y como se apercibiesen de que faltaba el Escribano suspendióse en ese estado la interrogación, hasta que se lo fue a arrancar del lecho porque no faltase a sus deberes con el Rey. Y el reo quejóse con amargos ayes de que no lo podía sufrir, que le aflojasen hasta que diesen con el notario o que no llegaría al juicio con aliento. Entonces le apercibieron que lo guardase para confesar sus crímenes, que sólo la confesión expía los horrorosos y nefandos vejámenes que su horrible culpa le haría confesar antes de que diesen tres vueltas de potro, y nunca después de los tres cubos de aguas infestas que le harían beber por donde mejor le entrase a su cuerpo de pecador. Y como el otro reo que prendieron sollozara que ponía a Dios y Todos los Santos de testigos de que era inocente de toda falta como Adán el primer día del Edén, le azotaron las espaldas con vergas de vegija de cordero rellenas de arenilla, hasta apagar con sus ayes y lamentos las blasfemias que su boca vomitaba. Y mandó el Escribano del Rey se siguiese con los sacramentos del juicio, y se exhortase la más plena confesión que siempre arranca a las almas perdidas de las llamas del Infierno y les posa en la apacible penitencia del Purgatorio. Que clamasen sus culpas a los cuatro vientos, o esta sala de este mundo sería el Infierno en que se condenarían sus almas encerradas en sus cuerpos, en sus templos del pecado. Y por apurar el procedimiento, que había mucha justicia por impartir, mandó al Secretario mandase poner correas en los miembros del que aguardaba, y le hiciera pender al revés de los grillos del techo, y le diesen vergazos en donde fuese que diera en acertar la mano de la Justicia. Y así hicieron, y por piedad les echaron cubos de agua en las cara cuando tornaban a desfallecer por no poder sufrirlo, para que oyendo cuando se los interrogase estuviera en sus manos expulsar el Diablo de sus cuerpos en Santa Confesión, y no condenasen sus abyectas almas al Tormento Eterno, pues desearían la paz de este juicio a la perenne compañía del Maligno extraviador de almas. Y como pluguiesen clemencia y disposición de liberar sus espíritus de la mentira que los agobiaba como la roca al cuello en el que se zambulle al mar, dio en turbarse a Su Reverendísima Excelencia, y sacóse con gran comedimiento al Magistrado de su justo descanso, y luego de viandar hízose presente en la sala de audiencias e imponiéndose de lo que se trataba y de quienes eran los reos que ante Su Excelencia comparecían, mandó levantar circunstanciada acta de su presencia y de los graves motivos que exigían su avocación a los autos, y mandó hacer tantas copias como funcionarios del Rey se hallasen en la Sala, para dar adecuada publicidad a la justicia que se impartía en el reino, y se supiese en todas las aldeas de la comarca y en cada capellanía y pedanía que ningún crimen se hallaba fuera de la autoridad y del justo castigo de la larga vara de la Justicia, y que ninguno escapaba al ojo perfecto de Dios. Y así mandó mantener el tormento en el estado en que se hallase -no agravándolo más por humanidad- hasta tanto tornasen a volver los pregoneros enviados a la plaza pública y diesen parte de haber advertido a los cómplices de los encartados que su hora estaba cerca, y que más valía se dejasen colocar los grillos con santa resignación y entregasen confiscadas todas sus guadañas, ruecas y asnos a los Condestables antes de ser arcabuceados por el primer Alcalde de la Hermandad que los sorprendiese y los sospechase en clandestina ocultación. Y vueltos los pregones se dio media vuelta más al potro del uno, y se sumergió la cabeza del otro en las aguas menores del servicio de los aposentos, hasta que toda la arena pasó de un lado a otro, y hubo que invertir las campanas, que dieron otra vez vuelta para cuando las horribles convulsiones del que pendía cabeza al suelo sumergido casi vuelcan el tonel infesto. Y apercibiólo el Magistrado que no demorase más en dar la más completa confesión que supiese dar, que no le alcanzase la próxima comida en el menester de tener que oírlo, porque la justicia lenta no es justicia y quería dictar su fallo antes de las completas. Y todos los presentes se maravillaron de la virtud del Magistrado, y corrieron a prosternarse ante sus venerables pies, y aún no faltó quien los lavase en el agua bendita de la Cuaresma, y que al cabo se le diera de beber de ella a los reos para que se les infundiese virtud entrándole por las entrañas el agua bendita que había lavado esos santos pies. Y como se quejasen amargamente de no tener qué decir y, a la vez, de querer decirlo todo, viendo que Lucifer les enviaba para confundir a tantos probos varones, y que hablaba por sus bocas condenadas, mandó el Magistrado les echaran pez fundida en las llagas y cardenales, amonestándoles sus lamentos y consolándolos diciendo que más sufrió el Hijo en la Cruz que ellos, y que más padeció Este todavía por ser flanqueado en el monte por criminales como ellos. Y atendiendo a la hora avanzada y que la palabra les había abandonado, y se negaban a salvarse por la confesión que les hubiera absuelto de los lazos con este mundo y arrojado a la esperanza del Purgatorio, mandó se les alojase en la silla de clavos y esperasen allí, bien sujetos para que no tentasen retirada, desnudos como estaban, para no desgarrarles las ropas, y cavilasen los mejores recursos para su salvación, que Su Señoría sería justo y probo, como hombre docto y piadoso que era, al pronunciar su juicio. Esto mandó y se dieron tantas copias como funcionarios del Rey se hallaron en la sala, a expensas de los reos y dejóse la audiencia para cuando Su Señoría hubiese sanado de sus fatigas, que son muchas en quien administra la Justicia. Esto mandó y cumplióse, que doy fe por haberlo visto con mis propios ojos.

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domingo, 7 de enero de 2007

Inocente Hechizada 2007

"El personaje de Hechizada es muy dulce, muy inocente, no dice malas palabras. En cambio Moni Argento es una sacada..." [Florencia Peña, Entrevista La Nación]

Elizabeth Montgomery vs. Florencia Peña
La producción argentina televisual 2007 contará con una versión remozada de la historia sesentista norteamericana de "Hechizada". En ella la bruja Samantha (Florencia Peña en esta versión) se casa con el "hombre común" Eduardo Santín (Gustavo Garzón), quien le pide que no haga magia, contra la oposición de la familia de ella.

Esta teleserie ha sido el foco de variadas miradas desde el mundo intelectual.

* La Dra. Helford, Directora del programa de Estudios de la Mujer de la Universidad del Estado de Tennessee, refiere que:
"[Samantha] no trabaja fuera del hogar, pero puede ser vista como articulación simbólica de los deseos femeninos (al menos de las mujeres blancas de clase media) en roles otros que los de esposa y madre, a pesar de mostrar semanalmente inteligencia y poder más allá de los del mortal varón que llama 'esposo'. Esta inteligencia y poder estaba regulada: a requerimiento y demanda justamente del hombre' [Helford, E. R. (2000). Introduction. En E.R. Helford, (Ed.) Fantasy Girls: Gender in the New Universe of Science Fiction and Fantasy Television (pp. 1-9). New York: Rowman & Littlefield Publishers, Inc.]


Esto equivale, en algún sentido a un "gatopardismo", en un mundo donde se replanteaban los roles de la mujer, cambiar para que nada cambie.

* Para la Dra. Susan Douglas, Profesora de Comunicación en la Universidad de Michigan, el personaje intentaba mostrar cómo una imagen de mujer muy superior al varón puede conciliarse con la auto-subordinación al deseo y ego masculino. [Where the Girls Are: Growing up Female with the Mass Media. New York: Times Books, 1994. 133-134.]


...

Lejos de los clásicos francotiradores seudo-intelectuales contra la fantasía, retorna
la magia a las relaciones familiares del 2007.


Levantemos las copas.

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sábado, 6 de enero de 2007

Desde ahí

Siempre más adentro.

Horadando la piel,
las vísceras, los órganos
y el plexo.

Más adentro.

Donde no tiene acceso la conciencia,
ni la voluntad, ni el pensamiento.

Adentro,
sitio cavado por una sola palabra
cavada por el olvido
       que fue cavado en silencio.

Dentro del borde
       que comulga entre la vida
y la muerte
       surge eso que no cabe
en ningún afuera.

A veces tiemblan
       las tonalidades del alma
que no hemos sabido reconocer.

Adentro:
       como sangre que se bate a duelo
con esa sola palabra.

La palabra que encuentra su huella
       en el eterno romance
del agua y la arena.

Sin prólogo
       nace lo inexplicable

--[por Mariano99]

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Mientras tanto

Están al acecho las palabras
       que se fugaron
del libro de la soledad.

También las otras,
       las que se ausentan
al ser contempladas,
o las que acompañan una voz
       hacia la desmesura del desierto.

La aridez del paisaje
       adquiere espesura
en esa boca sedienta
que bebe su propia saliva
              antes de zozobrar.

Entonces retornan más palabras,
las que no calman al desesperado
       ni se arrojan
sobre espacios desconocidos.

Ellas abren paréntesis
donde quepa el desafío
de nombrar este legado,
       esta ventana abierta
dentro del muro de cal
que otros han construido
       para almacenar temores.

Aquí nadie sobrevive.
Aquí acechan palabras de agua.
Aquí nunca lloverá.
Aquí no hay aquí que resista.

Y sin embargo
aún hablan los fantasmas,
       las huellas de otras esperanzas,
los vestigios de una plegaria atendida
       y el agotamiento que los cuerpos amados
despliegan hacia lo impensable,
       donde lo añil se torna visionario
en la luz de esta noche.

Y la noche cabe
       entre esas palabras que acechan
al fugarse del libro de la soledad.

Y cabe la añoranza
              del sueño que sueña palabras balbuceadas
entre los labios del viento.

Y es acunada esa añoranza
              por esta alucinada naturaleza
que devora aquellas palabras fugitivas,
las atesora,
       las guarda en una caja
que se abre
       (por los labios del viento)
y son diseminadas por doquier
       hasta que otros labios,
en el vórtice del delirio,
       logra plasmar en una tela blanca
la imagen inmóvil
       de quien ya no espera.

Él es el libro de la soledad.

Él respira palabras de agua
       hasta que la transparencia
las fuga hacia otro mundo,
       hacia la imagen inmóvil
que es espejo de su rostro.

También la soledad se ha fugado
       del rostro.

Allí no hay quien diga yo.
Allí no habrá lenguaje.
Allí hay páramo
       que se devora a sí mismo
sin propósito y sin conclusión.
Allí es cementerio de palabras.


El epitafio emana de los labios
       del viento:
hálito vital que contiene
       el silencio inaugural
de cada palabra
       antes de nacer.

Para parir un poema
       es necesaria la sangre derramada
desde el tajo que abre
       incesantemente
las páginas veladas
       al entendimiento
mientras las nubes siguen su tránsito
              hacia ninguna morada.

--[por Mariano99]

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Rastros del silencio

Cae el telón
       como caen estos párpados
sobre lo que he sido:
       una ilusión.

Implotan versos
       dentro del cuerpo tendido
sobre sus propias esquirlas.

Son diseminadas
       por el borde inestable
que une el día y la noche.

De allí regresan palabras incendiarias
que nadie ha podido asimilar.

Palabras que realizan su mudanza
por no hallar transparencia.

Palabras que naufragan
dentro de estas venas
antes de volverse señal.

Palabras horadadas por el óxido
que precede su definitiva desaparición.

Aunque el telón haya caído
       algo sobrevive
y sopla sobre la nada.

Algo anuncia el cumplimiento de su oficio.

Algo que le sustrae a cada palabra
       un mismo latido y una misma imagen.

Es algo que despierta
       en un grito ahogado.

Es la lenta inmolación
       que amanece con asombro aquí,
en este lecho nupcial,
en este reflejo vacío
       que toma mi mano.

--[por Mariano99]

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Umbral

Dentro del reloj
       que no marca ninguna hora
alberga el tiempo su morada.

Así sopla el viento
              sobre las cenizas de la memoria.

A veces el olvido es un remanso
              que acaricia nuestra locura
hasta hacerla dormir
       y soñar
y volver a despertar
en otro cuerpo,
       en otro lecho
              y en una misma condena.

Así renueva su ciclo
              el útero en cada poema.

Crear es el verbo
       que disuelve los fantasmas
invocados por la necesidad de permanecer.

--[por Mariano99]

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Velo

He asistido al entierro de Dios
en una medianoche que desalojó
a todas las otras noches
       de sus lúgubres expectativas.


Mientras descendía el ataúd
       arrojamos sangre y tierra
sobre nuestra vasta credulidad.

Oímos la letanía
       detrás de álamos y sauces
recortados por una espesa niebla
       que ha fijado la imagen
de nuestra orfandad.

El responso lo celebró el silencio.

La despedida será relatada
por una gota de agua
que ha de posarse en la mano
del invierno.

He asistido al entierro
       de un nombre falso
tan propio como el propio,
tan presuntuoso como el concepto que se atreve
       a la eternidad.

No he contemplado
       un cuerpo yerto;
tampoco su ausencia.

Son siglos y milenios
       transitados por el cauce
de una sola necesidad:
así hemos demolido la morada
de lo genuino.

No obstante,
       percibo en un instante
el epitafio,
       el relámpago
que ilumina
       tanta ceguera,
la fatalidad
       que regresa de todos los oráculos
y la pregunta
       que nunca ha sido escuchada.

El mismo relámpago
       incendia la puerta del misterio
y perfora los bordes
       de un mundo
conquistado por los vestigios del temor.

El mismo relámpago
       se desnuda
e ingresa por la mirada subterránea
       que despejará sombras arcaicas
antes de despertar.

Cae la primera gota
       sobre ojos que no aprendieron
              a llorar.
       


--[por Mariano99]

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