martes, 21 de agosto de 2007

Cena en lo del Baco

Hay una vid en el oasis
tras el páramo y aspereza
de las lenguas anudadas,
y cálido aún en tormenta.

En medio de este sahara criollo
no hay vírgenes ni palmeras
que suavicen este embrollo
ni dátiles ni quimeras.

Hay que tener un permiso
para entrar por esa puerta
que florece en único diálogo
que ya dura tres décadas.

El sábado lo conocí
y la vid de tinto espesa
con Velázquez y su triunfo,
en su nombre y en su mesa

Conversamos largamente
hablando como quien reza
al dios de los libertarios,
derrotando la tristeza.

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